martes, 1 de junio de 2010

Mi amada, amada patria

Lo que pasa en estos momentos es algo insólito... Por primera vez vemos en el país un interés tan grande en la política y en el futuro del país... Lo que en un momento se vio como una ola gigantesca, un maremoto producido por el real asco que sentíamos de las políticas y el manejo que se le ha dado al país en los últimos tiempo resulto no ser más que una ola que apenas si nos salvó de una victoria contundente. Vimos el domingo con toda la tristeza del caso como los números de santos subían, subían y subían. Como además en las páginas de medios importantes subían además los reportes de irregularidades en las urnas, y en el periodo anterior al día de las elecciones. Y nosotros, los que realmente terminamos verdes del asco que nos produjo ver los resultados sólo pudimos quedarnos sentados, leyendo y viendo todo lo que estuviera relacionado con el tema. Nos dijimos entre nosotros " No importa, no importa... ¡En la segunda vamos a ganar! "... pero, es inevitable seguir con el desasosiego y la desesperanza... Las intervenciones del presidente y sus tres huevos antes de las elecciones, ahora, acusando a la rama judicial de obedecerle a "poderes superiores" que los obligaban a manchar su tan pulcro gobierno. Es deprimente todo esto. Como el alcance de la corrupción en este país, y lo peor de todo... ver el alcance del miedo de los colombianos. Indiscutiblemente los votos de estas elecciones fueron puramente miedo, miedo de todo el mundo. El miedo de nosotros por seguir en un país donde no se respeta nada, miedo de los beneficiarios de familias en acción a perder los subsidios si su voto no era oficialista, miedo de los ricos a no poder ir a sus fincas, del mismo presidente a que, si un candidato de la oposición, o con perfil moralista, lo investigaran e hicieran justicia. A fin de cuentas, miedo de todos a todos. Leí comentarios de fanáticos que decían que Colombia nunca había estado mejor que ahora... pero si esto fuera verdad ¿No sería aún más triste que la mejor época de nuestro país sea el producto de la violación de los derechos humanos y nuestra constitución, y aparte un triunfo del voto de los muertos y los desaparecidos, de la corrupción y la mafia?... Estamos en un país donde comentarios de un megalómano externo avivan el nacionalismo y la confianza en el megalómano interno, estamos en un país donde "no existe mejor opción" que la de continuar la labor guerrerista e sin límites del actual gobierno, y donde estamos tan convencidos de que estamos rodeados de basura, de perros viejos que nunca van a cambiar, que preferimos votar por doctrinas que nos digan siempre que hacer, como, y cuando.
Como bien dijo un buen amigo mío “Colombia, país de imbéciles, Santos presidente”.

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